lunes, 15 de junio de 2009

EVOCACIONES

Muchas veces, al lavarme las manos, pienso en mi abuelo. Extraña asociación, quizá porque mi abuelo era un obseso de la limpieza, un higienista. Cuando estaba en su casa siempre me mandaba a lavarme las manos, un hábito que dejó en mí, y que repito varias veces a lo largo del día. Y pensar en mi abuelo, es también volver a oler su agua de colonia, que tenía en grandes frascos de cristal y que era de la desaparecida farmacia porteña "La Franco Inglesa". Un olor que no podría definir, pero que estoy seguro de poder reconocer si el azar me enfrentara con ella. Me gusta evocar a los seres queridos muertos, aunque sea de una manera secreta al lavarme las manos. Es una manera de mantenerlos vivos. Mientras esten presentes en una memoria no se habrán ido para siempre.

2 comentarios:

  1. Me has hecho recordar de golpe muchas cosas del baño de mi abuelo.

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  2. Y, Marcos... en cuanto leí la palabra "colonia" por algún motivo mi mente voló a mi abuelo también. Yo no conocí su baño, aunque apenas murió el año pasado, pero me parece que toda la vida usó la misma colonia, el mismo talco, es posible que hasta las mismas camisas.... y ahora me viene a la mente su voz dulce y pausada, las palabras que durante 36 años usó para saludarme, el beso en cada mejilla, su lenguaje complicado, hasta afectado y su amor por los niños y los animales. Y lo extraño. Gracias por compartir.

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