miércoles, 24 de junio de 2009

ALEJANDRA PIZARNIK VIVE EN LA CALLE MONTEVIDEO

Es grís arena la tarde argentina,
Y hay ceniza en el aíre húmedo de su escalera.

Es un mes de vahos y de otoños,
Un día sin fecha del sesenta y nueve.

Cuatro mujeres hablan de muñecas,
Tras un ventanal que empaña el horizonte.

La ciudad es azotea y bruma,
Pero también es fulgor de vela,
Mantel de hilo para el té y tinta china.

Soy el soldado rubio que trae poemas
A la calmada mesa de las niñas,
El intruso que aceptan subterráneas,
Sin renunciar a su caliente juego.

Y en ese gris de plata yerma había
Anillos claros en los sabios dedos.
El ojo azul, la estrella en el espejo,
Y un temblor de muerte casi de vida.


Nota del Autor
En el otoño austral de 1969 visité el departamento que Alejandra Pizarnik tenía en la calle Montevideo de la ciudad de Buenos Aires. Le llevé un ejemplar de "Los pasos perdidos" y tomamos un té en compañia de la tambien poetisa Luisa Futoransky y dos amigas más cuyos nombres he olvidado. Veinticuatro años después he vuelto a pasar delante de ese edificio grís y escribí este poema.

Copyright@ Marcos-Ricardo Barnatán
Publicado en "Consulado General" Tusquets Editores.Barcelona,2001.

1 comentario:

  1. Siempre me ha gustado este poema. Y que lo publiques hoy, tendrá que ver con la visita de Luisa, no? Besín

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