jueves, 18 de febrero de 2010

UN PASEO POR ARCO 2010

EL RETORNO DE LOS CLASICOS



Nadando a contracorriente a abierto sus puertas el ARCO de la crisis, y poniéndole buena cara a los malos tiempos los galerístas derrochan optimismo. Una sensación muy grata cuando en todas partes oímos lamentos. La primera vista es de amplitud, de pasillos anchos, de stands cómodos, que facilitan la siempre cansada ruta del paseante. Y con ella un gran lienzo de Alex Katz que nos da la bienvenida, un retrato de mujer con gafas de sol sobre un fondo amarillo rabioso. Estamos en Javier López & Mario Sequeiro, dónde brilla también un enlutado Jason Martin, un pintor inglés que repite en la cercana Sala Pelaires, junto a su nívea compatriota Rachel Howard. Piezas de Guillem Nadal y una caja mágica de Rebecca Horn , vendida, en la que aletea una mariposa azul del amazonas.
Voy buscando a los clásicos, muy buscados en tiempos así, clásicos donde la inversión es segura, por ejemplo una pieza magnífica de Martín Chirino, “El viento Solano” que ofrece Guillermo de Osma, junto a obras de gente tan segura como Washington Barcála o Torres García. En el mismo stand un gran pintura de Carlos Alcolea titulada Dacein de 2.20 x 4.40.
No muy lejos el espacio de la galeria norteamericana E.Tyler Nahem, donde destaca un rotundo retrato de Felipe II de Antonio Saura, junto a piezas de Richeter o de Ed Ruscha, que se hace eco de la dedicatoria de la feria a Los Angeles. Y una pieza deliciosa de Saul Steinberg, un collage de 1975 titulado “The Queen table”. Continuando con las joyas clásicas, un oásis entre los cachivaches contemporaneos, el stand de Leandro Navarro que preside una pieza de fantástica de Pablo Gargallo, la “femme au miroir”, tres bellos esculturas de Baltasar Lobo, y un Oscar Domínguez de 1947 entre otras muchas obras.
En una galería emergente, la de Raquel Ponce, destacamos a un escultor italiano de nombre alemán: Gehard Demetz con dos piezas figurativas de madera de tilo muy impactantes. Enseguida entramos en los poblados dominios de la multinacional Malborough, siempre abarrotados de artistas clásicos y jóvenes. En primer lugar sorprende una pintura de una pareja desnuda de Botero, que seguramente será una de las obras más caras, otro Chirino, y pinturas de Alfonso Albacete, Alberto Corazón, Pelayo Ortega, Carlos Franco y los más jóvenes Alejandro Corujeira y Sergio Sanz.
“Confieso que he vivido” se titula un políptico del gran Eduardo Arroyo, formado por cuatro cabezas cubiertas que pronuncian la frase, y que está en las paredes de la galería de Álvaro Alcázar. En el mismo stand una interesante pieza de última época de Rafael Canogar, pinturas de Murado y esculturas del maestro Caro y de Barnatán.
Es imposible retenerlo todo ni siquiera aquello que nos ha interesado, o lo que nos resultó desagradable como unas piezas de burla de las religiones que hay en la galería catalana ADN. Ahora recuerdo una obra de Ricardo Calero en el espacio de Miguel Marcos, o el elegantísimo diálogo del escultor Crespo Foix con el pintor y dibujante Daniel Zeller, en el stand de Michel Soskine, una cara nueva en ARCO. Hay que saludar también la vuelta a casa del galerísta rioplatense Jorge Mara, que presenta obras del argentino Eduardo Stupía, en estos momentos con muestra en el IVAM.
Y guardo para el final la referencia a Elvira González, una de las grandes damas del arte y fundadora de ARCO, que como suele acostumbrarnos tiene uno de los stand más interesantes de la feria, esta vez con un Calder monumental, con obras de clásicos como Esteban Vicente o Antonio Saura,piezas de Palazuelo, y curiosas esculturas de Juan Asensio.


texto publicado el 18 de febrero de 2010 en la edición impresa de EL MUNDO (Madrid)

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